Olvida las herramientas, lo importante es la técnica

Antecedente

Una vez, en una clase, vi a un compañero utilizar un sofisticado programa de horarios para gestionar las tareas que tenía por delante. El programa podía tener de todo: aplicación web, apliación móvil, avisos configurables, temporizadores para trabajo y descanso y todos los pitos y flautas varios que hacen salivar a cualquier crono-neurótico moderno.

Lo absurdo era que este individuo era un derrocha-horas de renombre, pero ahí estaba, mirando felizmente su semana planeada al minuto. La ironía era aplastante.

Esta pequeña anécdota abre las puertas al tema en cuestión, y aunque contarla así pueda haber parecido cruel, debes creerme cuando te digo que tanto presenciarla como contarla de esta forma era algo que tenía que ocurrir.

Introducción

Imagínate la siguiente situación: un niño se apunta a un deporte extraescolar y aparece, en su primer día, equipado con el estado del arte en material deportivo, la indumentaria más innovadora y un podómetro-pulsómetro-oxímetro espía que hasta te dice la hora... pero a la hora de jugar, el joven, es... meh.

No reparto sólo a los niños, también tengo para los wanna-be fotógrafos con el iPhone más nuevo que termina haciendo cuatro fotos para pasar el resto de sus días sirviendo Instagram en 4K a su dueño... o para los que pagan todo un año de suscripciones mensuales a una sala con máquinas de mover el cuerpo que luego sólo usan durante sesenta días.

Los protagonistas de los casos descritos tienen un factor común: confunden los resultados de la técnica con los resultados de la herramienta.

La herramienta y la técnica

Las zapatillas no hacen al futbolista de las misma forma en que la cámara no hace al fotógrafo. Lo que digo es evidente, pero fácilmente olvidado.

Volvamos al caso del ejercicio: exponerse a la realidad de que mucha gente que va al gimnasio goza de salud y buen aspecto físico no debe alejarnos del hecho que estos beneficios no los aporta el gimnasio, pues este no es más que una herramienta.

La realidad es que detrás del éxito y del talento hay una convicción, un fortísima motivación, una disciplina aterradora y una perseverancia admirable.

Esto es la técnica, lo intangible, lo que no se ve desde fuera, aquello que uno lleva dentro y le permite mejorar, poco a poco, de manera constante.

La técnica siempre puede funcionar con una herramienta mínima o nula, pero nunca al revés. La herramienta es importante, sí; pero el valor que aporta sólo se aprecia cuando la técnica es sublime.

Hay más

Evidentemente, lo que digo se aplica a todo. Podemos trazar importantes semejanzas con actitudes que todos estamos hartos de ver:

Demasiado común, todos pecamos de ello en alǵun aspecto de nuestras vidas...

Conclusión

Hazte la siguiente pregunta: ¿tu herramienta está al servicio de tu técnica o de tu necesidad de sentir que no estás perdiendo el tiempo?

Esta perspectiva puede parecer exagerada, que tiene como propósito desalentar al novato, hacerle sentir que no merece la pena intentarlo... pero la realidad es la contraria: lo que digo trata de hacer reflexionar al principiante y de animar al perseverante.

Confundir los resultados de la técnica con los resultados de la herramienta es un error muy común. Se trata de una actitud reforzada tanto por factores individuales como sistémicos (existen claros incentivos para que se mantenga). Francamente, de estos dos ámbitos, el único que se puede influenciar significativamente es el individual.

La solución a implementar tiene dos partes:


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